jueves, 21 de octubre de 2010

Horacio y Amador V

Cuidados ante la madre


A: Horacio, estoy realmente contento de que hayas conocido a mi mamá en la cena de anoche.
H: Sí, fue todo un gusto conocerla.
A: ¿En serio me decís? ¿Te pareció agradable?
H: Sí, bueno... yo sacaría el agra y me quedaría con el resto...

sábado, 2 de octubre de 2010

Horacio y Amador IV

El costo etimológico


A: ¿Qué te sugiere esto, Horacio? Si lo revisás etimológicamente, la palabra "pantalón" hace referencia a todo el talón, y no al resto de la pierna.
H: Mirá vos.
A: Interesante, ¿no? Digo, esto de la etimología...
H: Sí, es interesante... Ahora, yo me pregunto: ¿tu hermana se dejará tocar los talones?

Horacio y Amador III

La suficiencia del pan


H: Amador, creo que no hay nada que acompañe mi café.
A: Hay pan.
H: Bueno, pero ¿qué le pongo al pan? ¡Si no hay nada!
A: Pero hay pan.
H: Amador, ¿de dónde sacás tus ideas? ¿De esos libritos que leés? ¿Cómo vas a pretender comer pan sin absolutamente nada? El pan es el sustrato en forma pura por antonomasia. Es un receptor de gustos. Es como si me pidieras que aprenda matemática con un pizarrón en blanco. Vamos, Amador, ¿o vos pensás que Jesús multiplicó los panes y los peces para que unos comieran peces y otros panes? ¡No, Amador, todos se hicieron unos sandwichitos de pescado! Date cuenta que hay tres comidas que no son autosuficientes: el arroz, los fideos y el pan. Cualquiera de ellos, en soledad, representa a la angustia misma. Y si la comida da angustia en vez de sacarla, entonces, Amador, no te quiero nunca como legislador gastronómico: cometerías una masacre a nivel planetario.
A: Bueno, calma, Horacio. Aún queda un poco de azúcar.
H: ¿Pan con azúcar? ¡Pero qué miseria! Además, si le pongo el azúcar al pan, ¿qué le pongo al café?
A: Bueno, acordate del Chucker que nos regalaron el año pasado.
H: A ver, Amador, ¿vos querés que yo caiga en el empobrecimiento cualitativo de mi café y en el pauperrísimo estado de comedor de pan con azúcar?
A: Pero, Horacio, decime: ¿a vos te gusta el café?
H: Y, ¿qué te parece?
A: Y te gusta el pan, ¿no?
H: Cuando viene con algo que le dé sabor, sí.
A: Bueno, si te gusta el gusto del café y también el pan con sabor, mojá el pan en el café así le agarra su gustito y todos contentos, che.

Horacio y Amador II

Ser lector no da minas


H: Ay, Amador, vos siempre tirado en el sillón, leyendo a Baudelaire y creyendo que la forma del amor es cambiar miraditas en un subte. ¡Tenés que buscarte una minita, Amador!
A: Sí, puede ser.
H: Mirá, yo te la digo: no te comás esos cuentos, ¿o vos te creés que esos tipos miraban pasar a los carozos parisinos, sentían un amor profundísimo y al perderlas de vista bajaban la mirada para hundirla en la melancolía? ¡Pero no, Amador; no seas boludo! ¡Si ese Baudelaire lo primero que hacía era manotearles el poto!
A: Puede que tengas razón, Horacio.
H: Y te digo más, ¿sabés cómo se ganaban minas esos rufianes?
A: ¿Cómo?
H: Escribiendo libros para castrados como vos.

Horacio y Amador I

El nuevo erotismo


H: Hay un tipo de erotismo que fue olvidado por Bataille.
A: ¿Cuál?
H: El erotismo del hojaldre.
A: A ver...
H: Vos pensá; cuando empezás a masticar y destruir todas las estructuras internas de la factura hojaldroza, como si tu boca estuviera deshaciendo en pedazos un edificio entero, arrasando todo lo que sus pisos sostienen, para luego perderse en la nada, en el abismo de la boca, en ese olvido absoluto que impone el acto destructivo; ¿no creés que se produce una pérdida de la subjetividad y que el desaparecer de la cosa genera reflexivamente la desaparición de uno mismo y, en consecuencia, la experiencia de la continuidad del ser? Es aún más radical que el sacrificio; pensá que la nada donde la cosa se pierde sos vos mismo.
A: Sí... qué sé yo.
H: ¿Qué no te convence?
A: Te comiste todas las facturas, ¿no?
H: ...
A: ...
H: Es que me emocioné con la idea.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Definición de UTAEP*

....Los aportes a la Lingüística Comparativa del estimadísimo arqueólogo-lingüista Yapay Epumér nos ayudan a volcar las luces del saber sobre este controvertido término. Según Epumér, en su magnífico estudio Genealogía y Ponderación Diacrónica de la Yiranta(1), se ha encontrado cerca de la ciudad Petelia(2) un enorme templo cuyo frontispicio lleva inscripto la muy controvertida palabra 'UTAEP'. Diferentes teorías se han trazado a partir de este término enigmático que atrajo la curiosidad de famosísimos estudiosos de todas partes del orbe, las cuales podríamos reunir dentro de las siguientes tendencias: temporalista, putista y temporo-putista.

1) Temporalista: Encabezada por Alan Clock, afirma que los antiguos romanos utilizaban dicho término para referirse al pasado. Basados en criterios exclusivamente lingüísticos, los investigadores forman a partir de las conjeturales raíces indoeuropeas ute* y ap*(3) un compuesto que significaría "antes que ahora/esto". No determinan cómo esta palabra llegó a Roma, pero creen con fervor que era de lo más común en el habla vulgar y que llegó a nuestra propia lengua de forma extendida en la fórmula típica "Un Tiempo A Esta Parte".

2)Putista: Determina a partir de un estudio meramente histórico que el término refiere a las acompañantes y esclavas sexuales que fueron confinadas al ingente camalote de Petelia. Su hipótesis gira alrededor de dos ideas centrales: 1) La prohibición de la prostitución en el año 354 A.C. por el cónsul Mauricio Ortivio(4) y 2) El inmenso parecido entre dicha palabra y el caso nominativo plural del sustantivo Puta, Putae(5). A partir de estos dos datos, la rama putitsta argumenta que, bajo el doble objetivo de escapar a la legalidad y engañar a la matrona de casa, los romanos realizaron un muy astuto viraje de letras, llevando la P inicial al último lugar, lo cual dio como resultado nuestro querido UTAEP. Se supone que entre amigos hacían diversos usos del término, tal como "et si utaepium imus?"(6). Su más sólido argumento reside en una comedia de Meandro donde un personaje dice a su íntimo compañero que "tuae uxor et soror multae utaep sunt"(7).

3) Temporo-putistas: Tanto Epumér como los autores de este trabajo pertenecemos a esta última corriente. Creemos que el ridículo y letal antagonismo entre ambas tendencias impide vislumbrar lo cierto del asunto. Sin saber qué sentido se acuñó primero, tenemos la certeza de que ambos existieron y que en algún momento de la historia de la lengua se han unido. La ambivalencia del término llegó al castellano y puede verse en expresiones coloquiales como "no me hagás acordar, era una puta", "la puta, se me hace tarde", "ése en un tiempo salta con que es puto, vas a ver" y muchas más. Hemos también encontrado una fuente que data del siglo XVII donde vemos un uso académico del término, el cual definitivamente cayó hace siglos en desuso: "El presente dibuja el pasado a su merced, ¡oh, tan cruel e insoslayable eres, Utaep!"(8). Esta última acepción será analizada en próximos ensayos.

....El debate entre estas corrientes es arduo y su fin se presiente lejano. Para concluir, queríamos precisar el uso que se dará de UTAEP en adelante. Reviviendo el sentido profundo del término que heredó el castellano en su época temprana y que luego consiguió desechar, nuestra intención radica en la unión de sus dos clásicas acepciones. Nos podemos valer de la siguiente analogía: si el UTAEP fuera un dibujo, cada vez que quisiéramos verlo, deberíamos dibujarlo de nuevo. Deformado cada vez, las leves desviaciones que se le hacen son producto de la utilidad misma, el propio fin que nos hace retomarlo. Escamoteado, oscurecido y desfigurado siempre, es inaprensible por naturaleza. No somos fanáticos de las nomenclaturas. Es "el pasado", es "lo que fue de un tiempo a esta parte". Es, en definitiva, "la putita del presente".


* Publicado en Falacia y Perorata el 3 de septiembre del 2010



(1) Epumer, Yapay, "Genealogía y Ponderación Diacrónica de la Yiranta", en Las putas y el faso, ed. Fisurandum, 2007.
(2) Tito Livio nos informa que "Rómulo, después de fundar Roma, caminaba por la orilla del Tíber, triste y arrepentido por haber matado a su hermano, cuando de repente vio un camalote enorme flotando por el río y decidió hacer sobre él el primer puterío romano. Así fundó una segunda ciudad: Petelia". T.Livio, p.234
(3) Respectivamente, estas raíces designan "atrás" (de ahí nuestro "úpite" y "esfínter") y "yo, esto, cosa," etc... (de ahí nuestro "apodo", "aparato" y "apa, que grande la tenés").
(4) Ortivius no sólo prohibió la prostitución, sino también el consumo de drogas y vino en lugares públicos. Fue condenado al exilio por haber montado un complejo sistema de tubos por debajo de Roma que le servían para escuchar a otros cónsules y a miembros del Senado.
(5) Lógicamente, el significado es "puta", aunque paradójicamente también, según Séneca, puede entenderse como "mujer que no entrega".
(6) "¿Y si vamos de putas?"
(7) "Tu mujer y tu hermana son re putas".
(8) Garzazo de la Nena, Poemario, ed. Luís Soretín, 1954